domingo, 29 de mayo de 2011

La profecía de los Victorinos

Para despedir esta entrada, los dejo con la escena de la profecía que pone fin a la historia de los Victorinos de "Cuando quiero llorar no lloro", en la versión colombiana de la novela de Miguel Otero Silva.

Y finalmente les presento el cierre: las conclusiones

En este trabajo se analizó el tema de la construcción de la realidad en tres piezas de cine venezolano, Soy un delincuente, Secuestro Express y Hermano. Las dos primeras asocian a personajes jóvenes pobres con el estereotipo del delincuente, popularmente llamado “malandro” en Venezuela. Sobre la base de los planteamientos de Roberto Aparici, en su libro “La construcción de la realidad en los medios de comunicación” (2010:14), puede establecerse que esta caracterización del delincuente entremezcla un tratamiento de “reflejo de la realidad” con el de “reproducción” de ella, recreada artísticamente por los realizadores en sus producciones fílmicas y con una trama producto de los filtros personales que cada director aplica para comprender esa realidad. Así, personajes como Ramón Antonio, en Soy un Delincuente; y Trece, Budu y Niga, en Secuestro Express, no son más que una construcción de los realizadores; que intentan, a manera de denuncia, mostrar un espejo de la sociedad. A tal fin presentan una porción de ella filtrada, la cual corresponde a la población marginal joven que vive al margen de la ley, en reacción a su situación de miseria y a un entorno urbano signado por los grandes contrastes sociales y la violencia callejera.
Del mismo modo, los personajes de estas dos películas venezolanas insisten en la idea de un joven de los estratos sociales bajos, violento, sin escrúpulos, sin valores. Esta visión constituye lo que la escritora nigeriana Chimamanda Adichie llama “canon representacional”.
Al analizar a estos personajes a la luz de lo expuesto por Robyn Quin acerca de los estereotipos en tanto simplificación y fragmentación de la realidad…” y de aspectos claves que los reafirman, como son la repetición, la “categorización del mundo real”, el reforzamiento del sistema de convenciones sociales, la representación de grupos y su descripción subjetiva,  se halló que el personaje del delincuente del cine venezolano cumple con algunos de estos rasgos:
  • Ha aparecido de manera repetida en varios filmes
  • Es tratado según las convenciones aceptadas por la generalidad de la sociedad
  • Representa a un grupo social que existe y responde a una descripción personal de los realizadores.
  • Por tanto,  se puedo concluir que este personaje constituye un estereotipo.
Sin embargo, también es importante destacar que puede haber otras representaciones de la realidad social de los barrios pobres y de sus jóvenes, que presenten distintas facetas de este sector de la población, como la mostrada por Marcel Rasquin en su filme, Hermano. Se podría afirmar que esta producción sigue la nueva corriente del cine latinoamericano que “ha dejado de reproducir el relato reconstruido…”, según apunta Roberto Aparici.
Finalmente, al cuestionar cuál es el origen de ese estereotipo del joven delincuente venezolano mostrado por el cine venezolano, más allá de los paralelismos que hace el psicólogo Axel Capriles (2008:166) sobre la figura del “malandro” con la del pícaro como héroe justiciero de los pobres, la respuesta se encontró en la propia sociedad, en sus sistemas de valores, en su manera prejuiciada de ver al país a través del cristal o de la “burbuja” –como la llama el sociólogo Luis Pedro España–, con que las clases sociales minoritarias ven a esa inmensa mayoría pobre.

El cierre con las conclusiones

Estudios como el de Tapscott, Prensky, el INJUVE, así como los de otros autores o instituciones han abordado el tema de los jóvenes y su interacción con las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación. A partir de estos trabajos se han establecido perfiles de jóvenes, pero también se les ha etiquetado. Una lectura en conjunto de algunas de estas investigaciones, como la realizada para el presente ensayo, evidencia la falta de consenso entre los investigadores, así como la aparición de etiquetas o “marcas” que pierden vigencia o pasan de moda.
En el contexto venezolano, existen pocos estudios que hayan profundizado en el tema de los jóvenes y las TIC´s. Al igual que ocurre con los trabajos de expertos internacionales, los realizados por autores, entes y firmas locales tienden a adjudicar a las nuevas generaciones de venezolanos etiquetas que las asocian con rasgos de apatía, desinterés, superficialidad.
Sin embargo, aunque parezca contradictorio, uno de estos estudios que encasilla a los jóvenes dentro de esta cruda caracterización, también admite que entre ellos están surgiendo nuevas generaciones de emprendedores, líderes políticos y destacados deportistas, que son vistos como “rarezas”.
En este ensayo se mencionan algunos casos de organizaciones estudiantiles de universitarios que están realizando labores de distinta naturaleza, como el cuidado del ambiente, desarrollando un pequeño programa de reciclaje de desechos en su comunidad universidad; o la protección de animales en situación de riesgo. Una de estas iniciativas, la de la organización Asoguau,  originalmente ofrecía albergue a animales abandonados y recientemente se convirtió en una gestión de movilización de la opinión pública para impedir la cacería de toninas, mamíferos salvajes del río Orinoco, por parte de un acuario situado en Valencia, Venezuela. Todos estos casos emplean sus páginas web y las redes sociales digitales para dar a conocer sus acciones, atraer voluntariado y/o llamar la atención de la opinión pública y de autoridades del Estado –esto último, en los que así se requiere–. En especial, en el último de los mencionados, la organización a cargo realizó una labor de recolección de firmas de personas en contra de la captura de los animales a través de una herramienta instalada en su página web.
Por otra parte, hay una consciencia en la comunidad venezolana de universitarios de que son el grupo que goza de la más alta credibilidad ante la opinión pública nacional. Y la afinidad de los jóvenes con las TIC´s potencia esta estimación, ya que les permite acceder a una mayor cantidad de personas, con rapidez y un mínimo de recursos –tanto humanos, como financieros.
El caso de estudio, el de la organización Voto Joven, es también un buen ejemplo de cómo los universitarios valoran las TIC´s para encausar proyectos dirigidos a un colectivo. Actualmente, la agrupación, que en sus orígenes dirigía acciones para incentivar el voto en aquellos jóvenes nuevos electores, se ha expandido a electores adultos que no están haciendo valer su derecho y que se encuentran fuera de las fronteras del país. Ya sea con acciones puntuales en las embajadas o través de las redes sociales, la organización está llevando sus mensajes a cientos de miles de venezolanos que viven en el extranjero y que no están participando de los procesos electorales. Igualmente, hace un uso efectivo de su manejo de las TIC´s para acceder a una millonaria población de futuros electores jóvenes a través de su espacio en la web, la atención de seguidores en su página en Facebook o en su cuenta de Twitter. Todo ello refuerza y multiplica las acciones de movilización de la opinión pública a favor de la gestión de la agrupación, las visitas a los colegios y universidades para llevar mensajes a los chicos, la organización de eventos en los que se instalan mesas de inscripción en el Registro Electoral Permanente, el acercamiento con organizaciones como el Consejo Nacional Electoral, entre otras actividades.
Al colocar a esta organización de universitarios bajo la lupa de las “Normas de la Generación Net”, formuladas por Tapscott, se halló que Voto Joven cumple con los criterios de libertad, personalización, escrutinio, integridad, colaboración, entretenimiento, velocidad e innovación, no sólo como valores de la organización sino también al aprovechar los recursos de las TIC´s para realizar su labor social.
Sin embargo, como se dijo al inicio del ensayo, este trabajo apenas es un primer acercamiento a este tema, en el que se trabajó con el estudio de un caso, y cuyos conclusiones no podrían ser trasladas a un ámbito más general. Por lo que sigue abierta la interrogante: ¿qué valor le dan los universitarios venezolanos activistas sociales a las TIC´s para el desarrollo de sus labores en pro del bien común?

sábado, 28 de mayo de 2011

Activistas en acción. Un análisis del caso de estudio

Entre los aportes de la investigación de Don Tapscott se encuentra el haber propuesto unas “Normas de la Generación Net” (209:284) que evidencian cómo los jóvenes activistas están aprovechando las nuevas tecnologías para promover sus acciones cívicas. Estas normas son: libertad, personalización, escrutinio, integridad, colaboración, entretenimiento, velocidad e innovación. A continuación, a manera de análisis del caso de estudio, se procederá a observar de qué manera estos criterios son aplicables a la gestión de la organización Voto Joven.
Libertad: sobre este aspecto Tapscott destaca “el mundo de posibilidades” (p. 284) que abre Internet a los jóvenes que andan en la búsqueda de seguir alguna causa de tipo social. En relación con este aspecto, el representante de Voto Joven, Andrés Nasser, comentó en entrevista realizada para este estudio cómo el grupo que representa inicialmente se centraba en la promoción del voto en los públicos juveniles; pero, actualmente, aprovechando el potencial de la web combinado con un trabajo de campo en embajadas y consulados de países donde habitan venezolanos, la organización ha expandido su ámbito de acción a otros electores adultos. “Nuestro objetivo inicial era la gente joven. Pues había casi un millón doscientos mil jóvenes para el año pasado que no se habían inscrito. Y, actualmente, tenemos aproximadamente un millón casi novecientos mil jóvenes que van a poder inscribirse para las próximas, o las venideras elecciones del 2012… Y tenemos venezolanos en gran parte del mundo... La mayor población, está en Estados Unidos, que son casi doscientos cincuenta mil personas y la otra gran parte está en España, que son ciento cincuenta mil (estos números corresponde sólo a electores). Pero, entonces, en esos sitios, nos acercamos a la Embajada, se lleva un registro de cuántos venezolanos han ingresado allá, y cuánta vive allá que no está votando”.
Personalización: esta norma se refiere a la “personalidad” que adopta cada organización de jóvenes de la Generación Net al asumir una determinada causa para así ofrecer una diversidad de opciones a los jóvenes que estén en la búsqueda de convertirse en activistas, ya sea “ayudar buscando información o difundiendo noticias a través de redes sociales…”. En este caso, como ya se ha mencionado, la “personalidad” de la organización Voto Joven está ligada la promoción del voto en aquellos nuevos electores o en los que se encuentran más apáticos. Precisamente, la tarea de Nasser dentro de esta agrupación consiste en el manejo de las nuevas tecnologías y, especialmente, en atender las cuentas que el grupo tiene en las redes sociales digitales Facebook y Twitter
Escrutinio: la observación de ciertos comportamientos empresariales –como puede ser la agresión al medio ambiente– o institucionales por parte de los jóvenes es una de las tareas que asumen los de la Generación Net acercándose a los medios de comunicación, manifestándose o bien empleando herramientas tecnológicas. En tal sentido, Nasser explicó que una de las labores de la organización que representa es la de monitorear al Consejo Nacional Electoral venezolano, CNE, en atención a las demandas le hacen a Voto Joven sus seguidores a través de comentarios en su web, en su espacio de Facebook o tuits. “…el tema que está vigente,… el más importante para los jóvenes, es cuándo se abre el Registro Electoral en Venezuela, que no tenemos una fecha. Entonces, hemos publicado mensajes y hemos hecho campañas con respecto a esto y la gente siempre responde, ‘oye, ¿cuándo nos vamos a inscribir? ¿cuándo se va a abrir el registro electoral, pues cumplí ya 18 años hace seis meses y me quiero inscribir?’”. Y la respuesta que da la organización es: “…eso… depende de lo que el Consejo Nacional Electoral. Nosotros queremos que se abra en el corto plazo, pero no tenemos una fecha estimada”.
Integridad: “Honestidad, transparencia y autenticidad” (Tapscott, 2009:285) son valores “cruciales” a la hora de dirigirse a una Generación Net saturada de mensajes publicitarios y noticias que contienen una carga de manipulación. Quizás de allí proviene el comentario de Nasser acerca de que los públicos de Voto Joven exigen cifras asentadas en fuentes confiables, por lo que la organización se esfuerza en conseguirlas y en suministrarlas.
Otro aspecto de la agrupación digno de relacionar con el criterio de integridad de Tapscott es el hecho de que en Venezuela los jóvenes estudiantes se hayan convertido en la institución de mayor credibilidad ante la opinión pública del país. Aspecto del que están plenamente conscientes los chicos de Voto Joven. “Nosotros tenemos contacto con las organizaciones, llámense medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales. Toda esa gente, pues, representa un apoyo para nosotros y creen en el trabajo que la organización hace en pro del voto… Sean chavistas (se refiere a quienes están a favor del partido de Gobierno y del actual presidente) u opositores, mucha gente reconoce  el trabajo de la organización… en pro del voto”, afirma Nasser.
Colaboración. La Generación Net es de naturaleza colaborativa. Un ejemplo de ello es la acción acometida por un estudiante de la Universidad de Georgetown que  consistía en proponer a otros jóvenes “renunciar a darse un lujo un solo día y donar el dinero a una organización”. Igualmente, en el voluntariado que conforma la organización centro de esta investigación hay evidencias de colaboración, que se manifiestan en el tiempo de dedicación que le asignan estos chicos a respaldar la labor de Voto Joven, ya sea elaborando pancartas, afiches, visitando instituciones de primaria, universidades, embajadas, consulados, hasta el CNE, o bien, sacando provecho de su afinidad con las TIC´s al atender los espacios de Voto Joven en la web, enviar correos, tuits, responder comentarios, etc,, responsabilidad con la que está plenamente comprometido el joven entrevistado, Andrés Nasser.
Entretenimiento. La integración del elemento sorpresa, el humor y el entretenimiento son igualmente necesarios para atender a los jóvenes y captar su atención, según asegura Tapscott (p. 285). A Tal fin, la organización Voto Joven eventualmente organiza conciertos en los que a la entrada se encuentran representantes del CNE con terminales de ordenadores conectados al Registro Electoral Permanente, de manera  que los chicos que asistan se inscriban en dicho registro.
Velocidad. “Los activistas están operando a velocidades nunca vistas. Pueden llegar a millones de personas en minutos”. Para ejemplificar esta afirmación de Tapscott es oportuno mencionar que cuando se le consultó a Nasser si Voto Joven estaba integrada por un ejército de personas para poder llegar a ese “millón casi novecientos mil jóvenes que van a poder inscribirse para las próximas”, me explicó que contaban con representante en todas partes del mundo donde hay venezolanos y a esa gente han llegado estableciendo redes de conexión, ya sea a través de visitas a embajadas y consulados o empleando el poder de las redes sociales digitales.
Y al consultar a Nasser si Voto Joven tiene su propia cuenta de Twitter y sus propios grupos de Facebook respondió:
“Sí… aproximadamente estamos cerca de los veintisiete mil seguidores (en Twitter)… Por supuesto, no tenemos una medición de si eso es sólo en Venezuela o es en el mundo entero… Y, ya hablando de Facebook tenemos casi seis mil personas, que es un número grande para una página de Facebook”. 
Innovación. “En lugar de tocar puertas para pedir a las personas que firmen una petición, los activistas llegan a millones de personas en un instante” (Tapscott, 2009:286-287). De esa misma manera trabaja la organización que constituye el caso de estudio de la presente investigación. “…Voto Joven se especializa en… la juventud, nos hemos enfocado en atacar esas redes sociales. No atacarlas en el sentido del ataque… sino de estar presentes en ellas y llegarle, hacer transmitir un mensaje de concientización, de movilización, de capacitación, de información, incluso, sobre lo que se dé en materia electoral actual, en Venezuela en este caso. Y nos ha traído muy buenos resultados. A pesar de que se llega a una élite de la población, porque no todo el mundo tiene acceso a esta herramienta;… llegas, influyes en la gente. Siempre que los mensajes sean positivos y tengan un fondo, vas a lograr influir en la gente y atraerlos hacia tu objetivo que es que al final voten”.

Bibliografía

Tapscott, Don (2009). La era digital. Cómo la generación net está transformado el mundo. McGraw-Hill Interamericana Editores S.A. de C.V. México.

viernes, 27 de mayo de 2011

De la literatura al cine, del cine a la TV…

…y ¿de la TV a…?

Con este juego de palabras trato de resumir el recorrido que ha seguido en el tiempo la novela Cuando quiero llorar no lloro, del escritor venezolano Miguel Otero Silva; que ha sido versionada por el cine nacional y la TV colombiana –sí, curiosamente, fueron los colombianos y no los venezolanos quienes la llevaron a la pequeña pantalla. He escogido esta historia para cerrar lo que ha sido mi propio recorrido como estudiante por la asignatura Narrativa Digital y que muestro en esta bitácora o blog que caprichosamente llamé “Ventana Atemporal”, donde he presentado ejemplos de relatos digitales, muestras de cinematografía que consideré pueden ser un antecedente a ellos, así como reflexiones y análisis.
Para continuar con este cierre en el que pretendo presentar un sencillo análisis, resulta oportuno mencionar a Eco, para quien “la interpretación semántica o semiótica es el resultado del proceso por el cual el destinatario, ante la manifestación lineal del texto, la llena de significado” (Aparici, 2006:296). Pero, debo aclarar que si por algo escogí la obra de Otero Silva para cerrar esta entrada a mi blog es, precisamente, por su absoluta ausencia de linealidad. Detalle que, además, convirtió a este relato en un best seller en la pasada década de los años `70.
Y es que la novela de Otero Silva entreteje las historias de tres personajes que tienen en común su nombre, los tres se llaman Victorino y que crecieron en Venezuela a partir de la dictadura de Pérez Jiménez y el advenimiento de la etapa democrática. Pero esta no es la coincidencia más curiosa de la historia,  sino el hecho de que los tres nacen el mismo día y años más tarde, mueren un mismo día también. Mientras que estas coincidencias constituyen una especie de leit motiv, en el desarrollo de las tres tramas se producen constantemente rupturas, no sólo para pasar de una vida a otra o de un Victorino a otro, sino para introducir los distintos escenarios en los que se desarrollan sus trágicas existencias. Así, el escenario de la vida de Victorino Pérez es el de la pobreza, entorno social que lo conduce a la delincuencia; por su parte, Victorino Perdomo es de una familia de la clase media y al crecer se convierte en un luchador social, en un revolucionario; en cambio, Victorino Peralta, como chico adinerado, estuvo rodeado de riquezas, privilegios y excesos.
Para este último ejercicio, me voy a permitir presentar una selección caprichosa de algunas líneas de “Cuando quiero llorar no lloro” que, a mi modo de ver, son verdaderos dibujos (de situaciones, de escenarios sociales); asumiendo lo que dice Aparici acerca de que para analizar imágenes no es necesario tomar uno por uno todos los elementos que las conforman (2006:295), “ni tampoco suele hacerse repaso de todas las características…”. Según la metodología de análisis de imágenes propuesta por este autor, se puede hacer una lectura denotativa de objetos y personajes (297-299), así como una lectura connotativa.
A continuación algunas “imágenes” de Otero Silva…
Santa Librada que viniste al aire –reza la señora Consuelo (personaje de la partera*), Mamá (madre de Victorino Pérez*) olvida sus dolores para escucharla… Consuelo sabe que las vecinas están pendientes de este parto de Mamá… En este mismo instante llega Madre (la madre de Victorino Peralta*) a la Maternidad, en un carro de alquiler que sacudió a cornetazos la Avenida San Martín… Madre siente un dolor que le comienza en la columna vertebral y se le desliza como un alacrán por la cintura… Y en ese mismo instante, Mami (madre de Victorino Peralta*) telefonea al doctor Carvajal. Estoy sintiendo manifestaciones viejo, dice, Vete para la clínica, responde él… Entonces Madre atraviesa puertas metálicas y tabiques blancos… La paciente es Madre acosada por dolores que van y vienen… le piden que se desvista… le ponen una bata corta que apenas le llega a la rodilla, una bata de tela áspera y color desvaído… la señora Consuelo mandó a hervir una lata de agua, mandó planchar las sábanas para que el calor destruyera los microbios, mandó a cerrar las puertas y a tapiar los resquicios de los postigos, la señora Consuelo no quiere luz exterior, no quiere aire serenado… Ahora Madre ha llegado en su camilla rodante a un largo salón, hay seis mujeres acostadas en camas…, son seis caras crispadas por el sufrimiento,…Y ahora Mami se enrumba sobre aceitadas ruedas hasta la sala de partos… Mami lleva puesta una preciosa dormilona rosada… la señora Consuelo ha colocado a Mamá atravesada en la cama, antes puso tablas y periódicos debajo del colchón… la señora Consuelo reza y espera pacientemente… Puja sin miedo, dice la señora Consuelo…”.
                En este pasaje o “escena” el escritor relata el nacimiento de los tres Victorinos. Allí nos presenta el momento en que la “Mamá” de Victorino Pérez da a luz en su humilde casa, lo que se evidencia con la imagen de la cama que casi se está cayendo y que hay que reforzar con palos y periódicos, la puerta que no cierra del todo, la falta de recursos –no hay ollas, apenas una lata para calentar el agua–, la figura de la partera que le reza a sus propios santos, los de las creencias populares “Santa Librada”; por su parte, la “Madre” de Victorino Perdomo, cuando se le presentan los dolores de parto tiene que tomar un “carro de alquiler” para llegar a una clínica en la Av. San Martín (que es una localidad donde vive la clase media de Caracas), la visten con una bata “de tela áspera y color desvaído” y la llevan a una sala partos compartida con otras seis mujeres, lo que indica la categoría del lugar; y en contraste, “Mami”, la madre de Victorino Peralta, pasa ese mismo proceso asistida por su doctor de confianza, en una buena clínica y vestida con una “preciosa dormilona rosada”. Hasta aquí llega mi lectura denotativa de la escena aunque con algunos matices connotativos.
Para quienes no sean seguidores de la novela latinoamericana esta narrativa puede resultarles algo caótica. Este estilo no lineal y el uso de ese tipo de simbolismos se reproducen a lo largo del relato. Así, Otero Silva muestra las marcadas diferencias sociales de quienes vivían en pobreza, los de clase media y los ricos, en una Venezuela que se abría a la prosperidad petrolera, hacia los años 50 y 60. Y de esta manera concluyo el análisis con una la lectura connotativa. 

Bibliografía
Aparici, Roberto; et al. (2006). La imagen. Análsis y representación de la realidad. Gedisa. España

Otero Silva, Miguel (1985). Cuando quiero llorar no lloro. Oveja Negra. Colombia.

De vuelta a la imagen y su significado simbólico

“El lenguaje es,…, un recurso comunicacional
con que cuenta el hombre de modo natural...”
Donis A. Dondis

La apertura que ha tenido el lenguaje audiovisual desde la aparición de las nuevas tecnologías que permiten a cualquiera utilizar una cámara digital, a veces incluida en dispositivos personales de uso cotidiano como un teléfono móvil, representa un importante paso, que Dondis (1973) en cuanto a quién puede narrar una historia, la posibilidad de hacerlo desde las concepciones individuales y la opción de hacer ese material público en los nuevos medios. De manera que esa única verdad o “única cara” de la historia, de la que nos hablaba Amichie, que hasta ahora sólo era contada por unos pocos que tenían el control de los recursos audiovisuales y de los medios de comunicación, actualmente puede ser contada por muchos a través de medios tan poderosos como los tradicionales. Este paso es una realidad con la que se deben estar topando los realizadores de hoy.
Dondis lo explica desde el punto de vista técnico, al reflexionar acerca de que esa misma evolución que se ha dado en muchos ámbitos humanos, igualmente se ha reproducido en las formas del lenguaje, desde la escritura hasta el audiovisual , “…finalmente, la creación de imágenes, en otro tiempo patrimonio exclusivo de artistas adiestrados y con talento, pero que hoy, gracias a la increíble capacidad de la cámara, es una opción abierta a cualquier persona interesada en aprender un reducido número de reglas mecánicas” (1973:1).
Al referirse a los significados inmersos en el lenguaje visual, este autor lo entiendo como un “cuerpo de datos… que,…, puede utilizarse para componer y comprender mensajes situados a niveles muy distintos de utilidad, desde la puramente funcional a las elevadas regiones de la expresión artística” (p. 2). Así, al descomponer el lenguaje audiovisual en partes –que en el caso del cine pueden ser tipos de planos, iluminación, movimientos de cámara, etc.–, observarlas y hacer un ejercicio de asociación con los usos y convenciones asumidos por décadas por los realizadores, se pueden extraer algunas lecturas y significados.
Ese ejercicio es el que en el futuro realizaré con este tema del cine venezolano y su manejo del estereotipo del joven pobre. Pero, en la próxima y última entrega de este blog, presentaré algunas conclusiones preliminares de mi recorrido por este tema.

Bibliografía
Dondis, Donis A (a973). La sintaxis de la imagen. Lectura de la asignatura Teoría y Práctica de la Información Audiovisual, a cargo del prof. Ramón Ignacio Correa. Máster UNED Comunicación y Educación en la Red. Extraído de la Universidad de Buenos Aires. Carrera de Diseño Gráfico. Morfología. Cátedra de Silvia Pescio.



martes, 24 de mayo de 2011

Y llegamos al retrato estereotipado del joven pobre

Una de las primeras construcciones cinematográficas de la juventud venezolana marginada fue la del realizador Clemente de la Cerda, en su película Soy un delincuente, de 1976, filme que logró un importante éxito de taquilla. Inclusive, las reseñas que publicaron los medios impresos mientras duró en proyección, recordaban que esta película llegó a equipararse con la taquillera Tiburón (wikipedia.org, 2010).
En su filme, De la Cerda presenta la historia de Ramón Antonio Brizuela, desde su infancia cuando comienza a pedir dinero en las calles y pronto a robar guiado por una mujer vecina del barrio, “La Catira”. Las escenas de la película muestran una “…violencia urbana que se convertiría en paradigma y referencia posterior” (Coordinación de Investigación y Documentación. Fundación Cinemateca Nacional, 2007, en red). La historia transcurre lentamente y hay un cierto regodeo en las imágenes más dramáticas y en el empleo de la jerga del barrio popular, con un vocabulario rudo, de la calle.
Una de las secuencias en la primera parte de la película narra cómo el niño además de ser inducido a delinquir por esa mujer es seducido (“Soy undelincuente” 1/9 -el comienzo- Cine venezolano). Igualmente, hacia el final, se evidencia este tratamiento de violencia en el enfrentamiento con armas de fuego entre la policía y la banda de delincuentes a la que pertenecía Ramón Antonio, donde mueren varios personajes –y entre ellos el personaje Nelson, como se mencionó anteriormente–. En el cierre de esta escena, el protagonista sostiene una conversación con el cabecilla de la banda, a quien llama “Viejo”, en la locación de un barrio pobre donde se puede observar parte de los “cordones de miseria” que rodean a la capital de Venezuela, Caracas, a través de un plano general (Aparici, 2006:107-112) Además, De la Cerda emplea como cortina sonora el audio de un conocido programa de noticias de la radio venezolana, en el que se reporta el suceso o la “crónica roja” y seguidamente, el presentador lee una nota económica sobre la incidencia de los precios petroleros en el presupuesto nacional. Puede presumirse que de esta manera, el cineasta intentaba dejar su mensaje de denuncia, al mostrar el contraste existente entre miseria y riqueza; o bien, la incomprensible contradicción entre la dramática situación de los jóvenes de sectores marginados que entran al mundo de la delincuencia y la abundancia de recursos petroleros de los que dispone el país donde viven.
De ahí que algunos críticos de esa etapa del cine nacional la hayan etiquetado como la del Nuevo Cine Venezolano y también la llamaron de denuncia social. “Esta película tiene claras influencias del neorrealismo italiano, al presentar elementos en común tales como la presencia de actores no profesionales, así como la utilización de calles reales como escenarios para las escenas” (wikipedia.org, 2010).
A lo largo de la historia sólo aparecen personajes que muestran una sola cara de los jóvenes de las barriadas marginales, la del “malandro” y una única construcción de esa realidad, la de los delincuentes capaces de cometer crímenes de cualquier naturaleza, como el asesinato.

De la etapa del nuevo cine a Secuestro Express
Más recientemente, en el año 2005, la película Secuestro Express, de Jonathan Jakubowicz, lleva a las pantallas del cine la historia de una pareja de chicos de clase alta, Carla y Martín, sometida por otros tres jóvenes delincuentes que nuevamente representan a un sector socioeconómico bajo: Trece, Budu y Niga. En el clímax de la trama, Martín fue asesinado mientras trataba de escapar de sus captores y en la confusión la chica logra huir. Al igual que en la cinematografía de De la Cerda, en la producción de Jakubowicz se repite el uso de las armas de fuego, de la violencia y el vocabulario propio de la jerga de la calle (Películas del Cine Venezolano on line. Sinopsis y videos en red).
“… otro elemento significativo (de la película) tiene que ver con lo invivible que resulta Caracas, tanto para los que tienen recursos como para los excluidos. Para unos la vida citadina es sinónimo de rejas, sistemas de seguridad y paranoia…, para otros la capital representa una vida dura,… con sus fuertes contrastes sociales, que simbolizan los barrios pobres colindando con las más exclusivas urbanizaciones, ejemplifica la inviabilidad de un modelo de convivencia, que a todas luces parece agotado” (ipys.org.ve, en red).
Así describió el periodista Andrés Cañizález el ambiente urbano donde se desarrolla este film.
Las secuencias nocturnas, los juegos de contraluz en el tratamiento de la iluminación de los personajes (Aparici, 2006:73-76), el hecho de que algunas escenas se rodaran en el interior de la cabina de un coche con los cinco protagonistas en su interior; los primeros planos de las víctimas y de los atacantes mostrando las expresiones de miedo en unas y de agresividad en los otros (pp. 107-112), contribuyen a crear una atmósfera dramática, de tensión, de agobio y caos, que casi evoca a la del cine de horror. Aunque no es objetivo de este trabajo adentrarse en un estudio, quizás de tipo semiológico, que conlleve a realizar una lectura más profunda de las imágenes o del discurso audiovisual de las películas seleccionadas, se consideró que podría ser un valor agregado incluir comentarios que tocan aspectos tratados por Aparici, García, Fernández y Osuna (2006), en el libro  “La imagen. Análisis y representación de la realidad”.
Recordando los aportes de todos los teóricos e investigadores mencionados hasta ahora en este trabajo; es oportuno comentar que ambas historias ofrecen una visión fragmentada del joven venezolano de los barrios marginales y posiblemente, sea la misma que comparten las otras clases sociales del país. Aunque en el caso de la segunda, Jakubowicz comienza a construir una faceta más humana de este estereotipo, presentándolo como víctima de su condición social. “Por la complejidad (como en la vida misma) de los personajes es difícil definir los roles de buenos y malos,… En realidad hay de todo en ellos, y así uno de los más duros delincuentes podría ser al mismo tiempo modelo de padre consecuente y preocupado”, acota el periodista Cañizález al hacer su lectura particular sobre la naturaleza de los protagonistas de la película (ipys.org.ve, en red).

Un film fuera del molde: Hermano
Este replanteamiento del joven pobre que inició Jakubowicz lo acentúa Rasquin en su película Hermano. Este último filme presenta, al estilo de Rashomon, dos versiones distintas del estereotipo del joven pobre: el del chico que lleva una vida honesta fundamentada en los valores de superación personal –que en este caso se asocian con seguir una carrera profesional en el fútbol– y de respeto a la familia, representado por el personaje de Daniel, “El Gato”. Y Julio, quine es más susceptible de moverse al límite de las normas establecidas y tiene dudas a la hora de elegir entre el camino de la delincuencia o el que le plantea su hermano de crianza, Daniel.
En este filme, el rol de la madre venezolana de condición humilde, padre y madre a la vez, coincide con la noción de familia mononuclear, muy frecuente en los sectores populares del país, según los estudios realizados por el doctor en Ciencias Sociales, Alejandro Moreno Olmedo.
“En el modelo popular, la pareja en ninguno de sus momentos estructura familia… La familia existe sin ella como existe sin el padre… El padre podrá funcionar como una tangente... En estricto sentido, esta familia se define como matricentrada porque… la madre es el centro de todos los vínculos que de ella parten y a ella vuelven... Se trata de una estructura sólida, no carente de fisuras pues ninguna está libre de ellas” (2005. En red).
La película también cuenta cómo El Gato llega a formar parte de esta familia. Una de las primeras escenas del filme narra el momento cuando el pequeño Julio y su madre encuentran a un bebé llorando, tirado en un basurero de su barrio y lo recogen. Desde entonces, el chico pasa a formar parte de ese grupo familiar humilde. A diferencia de las otras dos películas, si bien se mantiene un lenguaje fuerte, el tratamiento se centra en contar la historia de los dos chicos.
Aunque muestra el drama de la pobreza y de la juventud que vive en esa condición, definitivamente el eje de la trama no es el delincuente estereotipado, ni las crudas escenas con armas de fuego que abundaban en las otras dos cintas, por lo que no se trata de otro filme más sobre la violencia urbana en Venezuela.

Bibliografía y webgrafía
Aparici,   Roberto;   García,  Agustín;  Fernández,  Jenaro;  Osuna,  Sara  (2006).  La imagen. Análisis y representación de la realidad. Gedisa. España.

Cañizález,   Andrés   (2005).  El  cine como  metáfora  del  país. Artículo extraído del diario El Nacional, 30 de agosto de 2005, publicado en la web del Instituto Prensa y Sociedad. Venezuela. Recuperado el 24 de mayo de 2011 de: http://www.ipys.org.ve/articulos/cine.pdf

Coordinación  de  Investigación  y  Documentación. Fundación Cinemateca Nacional (2007). Cronología del Cine Venezolano. Recuperado el 24 de mayo de 2011 de: http://cronologiadelcinevenezolano.blogspot.com/

Moreno Olmedo, Alejandro (2005). La madre es el centro. Diario El Universal, 25 de abril de 2005. Caracas. Recuperado el 24 de mayo de 2011 de: http://www.eluniversal.com/2005/04/25/96a2_art_25A553897.shtml

Películas  del  Cine  Venezolano  on  line. “Secuestro Express”.  Sinopsis   y   videos.  Recuperado el 24 de mayo de 2011 de: http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/4342147/Peliculas-del-Cine-Venezolano-online.html

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Soy un delincuente 9/9 -Parte final. (La muerte de Nelson)- Cine  venezolano.  Video recuperado el 24 de mayo de 2011 de: http://www.youtube.com/watch?v=AdzF659J3pg&feature=related

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