sábado, 14 de mayo de 2011

El montaje subjetivo: ¿una forma de no linealidad?

Si alguien sabe cómo hacer que los espectadores no quiten la mirada de la pantalla contándonos varias historias de manera no lineal es Alfred Hitchcock; quien en La Ventana Indiscreta o Rear Window, nos envuelve con sus relatos de extraños y nostálgicos personajes, entrelazadas por un curioso fotógrafo que cree haber descubierto un crimen desde la ventana de su casa.
A Hitchcock se le atribuye la paternidad de ese tipo de montaje alterno que hace que los espectadores sucumban presas del suspenso de sus películas. La técnica de este cineasta consiste en mostrarnos historias en paralelo, alternando escenas de éstas que transcurren en distintas locaciones. En una de ellas suele ocurrir un crimen del que somos testigos los espectadores y su cámara subjetiva nos convierte en cómplices del criminal, al no poder saltar a la pantalla y gritarle a protagonistas: ¡FUE ÉL! Ellos, ignorantes de lo sucedido, cometen miles de imprudencias a lo largo de la cinta y corren graves riesgos. Mientras, el público se muere de nervios.
Como el mismo “Mago del Suspenso” dijo, su mejor demostración del arte del montaje subjetivo es La Ventana Indiscreta.
¿Será otro buen ejemplo de no linealidad? La respuesta la dejo a juicio de los espectadores.

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